¿QUÉ PIENSAS?

9 septiembre, 2018

        1536484165926Bien se sabe de la complejidad de algunas cabezas, unas más que otras, otras peor que unas, límites enfermizos que superan barreras sin ni siquiera empeñarse en ello, absurdos varios que en otros atardeceres hubiesen sido motivo de cuarentena o encierro, hoy, resulta, que son juegos sin importancia de cualquier insurrecto que se reconozca con mínima capacidad, por decirlo de alguna manera, permitiéndose la desfachatez de hablar tan sólo porque tiene boca.
Si te preguntan, en un alarde de no sé sabe que gusto por la cercanía campechana, ¿qué estás pensando? Pues según como te coja el cuerpo, la cantidad de pólvora que se te pueda subir a la cabeza, o si no has descansado la noche anterior medianamente regular, puede ocurrírsete una respuesta algo más chistosilla que  cualquier improperio al uso con tal de  destrozar las aristas de un señorío sin bragueta.
Quizá la culpa de ello la tenga esto de las vacaciones de verano que suele ser como la aventura del ir o venir de la feria, la mayoría sueña con ellas, planazos ridículos que no dejan hueco al regodeo ni a la lujuria, cronógrafos pulsados al milímetro desde la parada y fonda, lo que se van a beber o a comer, donde hacer el primer receso y hasta cuando se debe de regresar al lugar de su deslucida rutina con la excusa de regar las macetas en un balcón sin vistas al mar.

        ¿Cómo no me va a hastiar el género humano, incluida yo, con tanta tontería a cuestas, tanta pretensión de cata-vinos sin nariz quienes  lo más fresquito que probaron en su tierna infancia fue el canto de un candado?           Y me embalo, claro que me embalo, cómo no me voy a embalar cuando recuerdo, mientras se desbarata el cielo y cae desmelenada el agua esta tarde de Septiembre al que de pronto tanto añoran los condenados a una indecente estancia de luces de neón y burócratas sin título.
Hay que ser torpe, verdaderamente torpe, para preguntar en qué se piensa, hay que haber visto mucho mal cine para copiar y pegar previsibles guiones a la medida de una vida que sueña con que la princesa de su cuento sea tan guapa, tan guapa, y tan lista, tan lista que no sea capaz de merecerla ningún gañan que no tenga nombre de poeta.
Tiene su encanto no echar de menos a nadie, tiene su aquel agradecer que en la mañana, bien temprano, cuando uno abre el ojo al lado contrario de la cama descanse la confortable usanza de quien, aunque no tenga las formas perfectas ni los sueños más alocados, te ahorre el problema que regala cualquier sustillo cuando el día no ha hecho más que empezar y no tienes demasiado bien engrasadas las bisagras de las entrañas.
Mejor no me preguntes en qué pienso, No vaya a ser que me arme de valor y te lo diga….
………………………

                         “El necio, entre otros males, posee éste: siempre trata de comenzar su vida”
Epicuro